2007-03-18

La primer batalla del Guerrero

La semana antepasada fui a Puebla y tuve una plática con mi abuelita, surgieron varios temas como el trabajo, salud, tiempo libre, pero el que más me movió el tapete en ese momento fue el de por qué deje de creer en un "Dios", ella me dio sus razones de porque sería bueno que yo tuviera algo en que creer, las mismas razones que la gran mayoría tiene, y yo le dí mis razones de porque no creía ni pensaba creer en nada. Hace unos días viendo un programa en televisión llamado "Malcom", escuche esta frase: "Me dí cuenta de que no defendía mis principios, sino que en realidad defendía mi orgullo", llegue a pensar que en realidad era eso lo que había sucedido, incluso hasta me sentí un poco mal, pero al final me dí cuenta de que no era posible, porque en realidad nunca me defendí, porque en ningún momento sentí amenazado mi orgullo y tampoco mis principios, pero este viernes estaba platicando con Tränen y me dijo: "Tú piensas que hay religiones que son bien radicales pero tú también eres bien radical en tu forma de pensar hacia ellas". Y sí, soy radical, pero no al grado de odiar o marginar a alguíen por lo que cree.

Así que el tema de esta vez seran justamente el de las creencias, aceptadas voluntariamente o impuestas; y no solamente religiosas, sino también culturales, sociales e incluso familiares. No digo, de manera alguna, que tenga la razón, pero presento aqui una alternativa:

"Naciste en medio de un gran rebaño. Desde tus primeros días has recibido la atención y cuidado de tus pastores. Te han dado alimento y cariño. Acompañado de las demás ovejas te has sentido seguro. Tus pastores y el resto del rebaño te han abrigado y protegido; te han confirmado a cada momento que eres una ovejita. También te enseñaron a temer al lobo. Te convencieron de que sólo en el rebaño estarás seguro y evitarás ser devorado."

"De pronto, sin saber bien a bien cómo, te das cuenta de que todo es falso; descubres que los pastores desean trasquilarte y comerte, que el rebaño es en realidad un ejercito de esclavos. Al principio niegas que esta nueva visión sea la verdad porque amas al rebaño, porque amas a los pastores; pero con el paso del tiempo la certeza se hace cada día más grande, hasta que no te cabe la menor duda: sabes que todo es mentira y que si permaneces más tiempo ahí te volverás loco o morirás de tristeza. Surge en ti el deseo de huir; sin embargo, por un lado temes al lobo y por el otro piensas que tu deber es permanecer en el rebano, mostrando gratitud."

"Debes de luchar a muerte contra tus padres y tus hermanos" (J.C. Ibarra)



En realidad no es luchar contra ellos sino contra el poderoso deseo de complacerlos, se requiere de un gran valor para dejar creencias y familia y salir al mundo a ser cabalmente uno mismo, y aunque parezca un poco contradictorio, huir es la única alternativa, la máxima rebelión y se requiere un gran coraje para hacerlo, y para no volver.

La primer batalla de un guerrero es por la libertad, pero ¿qué es libertad para nosotros? ¿somos realmente libres? ¿somos libres para ser quienes realmente somos? La respuesta es no, no somos libres. La libertad está relacionada con el espíritu humano: La libertad de ser quien realmente somos. Pero ¿qué nos impide ser libres? ¿por qué no podemos ser como realmente somos?. Si observamos nuetra vida veremos que, en vez de vivir para complacernos, la mayor parte del tiempo sólo hacemos cosas para complacer a los demás, para que nos acepten. Lo peor de todo es que la mayoría de la gente ni siquiera se da cuenta de que no es libre, algo en su interior se los dice, pero no lo comprenden, y no saben por qué no son libres.

Todo un sistema de creencias nos ha sido inculcado desde que eramos niños, pero si lo ponemos en tela de juicio, veremos que la mayor parte de ese sistema no es ni siquiera real, nos hemos pasado todos estos años en drama por nada. La libertad que buscamos consiste en utilizar nuestra propia mente y nuestro propio cuerpo, en vivir nuestra propia vida en lugar de vivir la vida nuestro sistema de creecia. Cuando descubrimos que nuestra mente esta controlada por ese sistema, sólo tenemos dos opciones: Seguir viviendo como lo hemos hecho hasta ahora, rindiendonos ante nuestras creecias; o rebelarnos completamente, declarale la guerra a todo nuestro sistema de crencias, muchas vevces impuesto. Quizá ganemos o quizá perdamos esta batalla, pero al menos tendremos la oportunidad de recuperar nuestra libertad. Elegir este camino nos da como mínimo la dignidad de la rebelion y nos asegura que no seremos la víctima desvalida de nuestras caprichosas emociones o de las emociones envenenadas de los demás. Incluso aunque perdamos esta batalla no estaremos entre las víctimas que no se defendieron.

Imaginate que alcanzaramos esa libertad en la que no es necesario que justifiquemos nuestra existencia y en la que podamos ser quien realmente somos; imaginate que vivimos sin conflictos con nosotros mismos y con los demas; imaginate que no tengamos miedo de expresar nuestros sueños, sabemos qué queremos, cuándo lo queremos y qué no queremos, que tengamos libertad para cambiar nuestra vida y hacer que sea cómo nosotros queremos; imagina que ya no tememos a pedir lo que necesitamos, decir que sí o que no a lo que sea o a quien sea. Imaginate que vivimos sin miedo a ser juzgados por lo demás, y ya no nos dejamos llevar por lo que otras personas puedan pensar de nosotros, ya no somos responsables por la opinión de nadie, no sentimos la necesidad de controlar a nadie y nadie nos controla. Imaginate que vivimos sin juzgar a los demás, que los perdonamos con facilidad y nos desprendemos de todos los juicios que solemos hacer. No tenemos la necesidad de tener razón ni de decirle a nadie que está equivocado, nos respetamos a nosotros mismos y a los demás y a cambio ellos nos respetan también.

Imaginate que vivimos sin el miedo de amar y no ser correspondidos; ya no tememos que nos rechacen y no sentimos la necesidad de que nos acepten; podemos decir:" TE QUIERO" sin sentir vergüenza o justificarnos; que podemos andar por el mundo con el corazón abierto y sin el temor de que nos puedan herir. Imaginate que vivimos sin miedo a arriesgarnos y a explorar la vida; no tememos perder nada; no tenemos miedo de estar vivos en el mundo y tampoco tenemos miedo de morir. Imaginate que nos amamos a nosotros mismos tal como somos, que amamos nuetro cuerpo y nuetras emociones tal como son, y sabemos que somos perfectos tal y como somos.

Pues bien, esa es la recompensa por esta batalla, ¿crees realmente que no vale la pena luchar? luchar contra nosotros mismo, contra nuestras creencia y contra todo lo que nos impida ser libres.